Aunque esta noticia tiene algunos días, he sido remiso a hacerme eco de ella porque me genera muchas dudas. De hecho, la escribo ahora porque revela algo que me molesta mucho del mundo periodístico en general, al mismo tiempo que para mostrar mi escepticismo - estoy seguro de que muchos de vosotros, si habéis leído u oído la noticia, lo compartís.
Básicamente, la historia es así: por razones aún desconocidas, las poblaciones de abejas están disminuyendo mucho. El fenómeno (que ya tiene nombre en los EE.UU., Colony Collapse Disorder, o CCD) es muy preocupante: en algunos lugares han perdido hasta el 90% de las abejas, y no saben por qué. Empezó en Estados Unidos y Canadá el año pasado, pero éste se ha extendido también a Europa.
Bien, pues un grupo de científicos de la Universidad de Landau, en Alemania, han publicado los resultados de un pequeño estudio en el que han puesto bases de teléfonos inalámbricos que emiten radiación de entre 900 y 1800 MHz cerca de colmenas, y han observado que las abejas no volvían a ellas. La conclusión: es posible que las microondas de los teléfonos móviles interfieran con los “sistemas de navegación” de las abejas, evitando que puedan volver a sus colmenas y, por lo tanto, acabando con colonias enteras de ellas.
La reacción de la prensa, como casi siempre, ha sido razonable y moderada. He aquí algunos de los titulares con los que me he encontrado, de los más razonables a los más histriónicos:
- Are Cell Phones Killing All the Bees? (¿Están los teléfonos móviles matando todas las abejas?) (InformationWeek)
- Cell Phones May Be To Blame For Disappearing Bees (Los teléfonos móviles podrían tener la culpa de la desaparición de las abejas) (TheDenverChannel)
- Mobile Phone Threat to Honeybees (Los teléfonos móviles, una amenaza para las abejas) (The Register)
- Bees ‘killed by mobile phone signals’ (Abejas ‘matadas por las señales de los teléfonos móviles’) (The Telegraph)
- Mobile phones could lead to global famine! (¡Los teléfonos móviles podrían llevarnos a una hambruna mundial!) (Dialaphone)
“Los investigadores colocaron bases de teléfonos inalámbricos, que emiten radiación electromagnética, en las colmenas.”
Dejando a un lado que están hablando de teléfonos inalámbricos, no móviles…¿Emiten radiación electromagnética? Sí, claro…como las bombillas de tu casa. Parece que hay medios de comunicación a los que crear el pánico les encanta.
En cualquier caso, y dejando histerias periodísticas aparte, aquí en El Tamiz somos bastante escépticos respecto a esta noticia, por varias razones:
En primer lugar, la desaparición de las abejas empezó en los EE.UU. y Canadá. ¿Por qué? Los teléfonos móviles han sido una invasión en Europa bastante antes que al otro lado del charco, y siempre hemos tenido muchos más que ellos. ¿Por qué entonces empezó allí? Sería mucho más lógico que fuera al revés.
En segundo lugar, muchos de los lugares en los que están desapareciendo abejas de forma masiva son sitios como el Medio Oeste americano y zonas rurales de Canadá. Pero vamos a ver: si los teléfonos móviles están haciendo desaparecer las abejas en Arizona, que tiene la población de Madrid y la mitad de superficie que toda España, entonces aquí deberían estar todas ellas muertas y enterradas hace muchos años.
En tercer lugar, hay muchísimas posibles causas que los científicos están considerando como posibles razones para la desaparición de las abejas, como por ejemplo varios tipos de ácaros. En resumen: no tenemos ni idea de lo que puede ser, puesto que varias de las otras posibles causas han demostrado científicamente que disminuyen la población de abejas.
Finalmente, estamos hablando de un único estudio - puesto que es extraordinariamente simple de replicar (no hacen falta más que móviles y colmenas), en poco tiempo deberíamos estar recibiendo resultados de otras Universidades de todo el mundo mostrando inequívocamente que los teléfonos móviles no permiten a las abejas volver a la colmena.
Cuando eso ocurra, nuestras escépticas mentes quedarán satisfechas. Mientras tanto, yo me limitaría a arquear una ceja inquisitivamente y esperar.
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