increíble como una foto borrosa puede desatar una verdadera epidemia de opiniones sobre su contenido. Además, parece ser parte de la naturaleza humana el “ver” en ellas las cosas mas alocadas. Por supuesto, este extraño efecto (o defecto) psicológico no se limita a las imágenes, como lo prueba el “sonido bloop” recientemente comentado.
La instantánea que acompaña este artículo ha sido el pasaporte a la fama Fabián Romano, un fotógrafo aficionado de Argentina. Romano se encontraba tomando fotografías en el Aeropuerto de Macachín, ubicado en la provincia de La Pampa, en Argentina, cuando notó que en una de ellas aparecía “algo extraño”. Ni corto ni perezoso, envió la imagen al CEUFO, un centro de Estudios OVNI quienes la dieron a conocer, luego de que sus expertos la sometieran a un “riguroso análisis”. Los resultados indican que “se trata de una extraña entidad voladora” (¡bien por los expertos!).
El departamento de policía de La Pampa, a quienes también se les hizo llegar una copia de la imagen, realizó con sus propios expertos un análisis paralelo. Llegaron a la conclusión de que la criatura presenta lo que parece un pico y aparenta tener un tamaño de unos 80 centímetros de envergadura, calculados utilizando el avión del fondo como referencia.
La imagen fue tomada con una cámara digital marca “Minolta”, equipada con una lente con una focal de 135mm, al mediodía. Romano disparó en modo manual y con una velocidad 1/1000. Eso da la pauta de que el bicho que bate sus alas delante de la lente (asumiendo que la foto no esté trucada) lo hace con una gran velocidad, ya que las mismas aparecen borrosas por el movimiento. Esta obvia conclusión sirve para descartar que se trate de una criatura demasiado grande. Es imposible mover una masa importante en uno y otro sentido a gran velocidad. Un colibrí, por ejemplo, puede hacerlo por que tiene un pequeño tamaño, mientras que un pelicano solo bate sus alas de forma sumamente lenta porque es enorme. Por eso es que nos parece muy poco probable (lo sentimos, señor policía) que pueda tener casi un metro de envergadura.
No conocemos los rigurosos análisis que han efectuado los muchachos del CEUFO (ni los de la policía), ni en qué criterios se han basado para eliminar de la lista de posibles “seres – voladores – que – sonríen – para –la –foto” a los primeros candidatos que se nos ocurren: un pájaro pequeño o un insecto cerca de la lente. Está claro de que se trata de una imagen atractiva, y que la criatura tiene toda la pinta de ser una entidad biológica. Pero seguramente no hay nada de extraño en ella. Incluso un saltamontes que se “cruce” delante de la cámara en el momento de tomar la foto podría tener ese aspecto.
Insistimos: no sabemos a ciencia cierta por qué algunos supuestos “expertos” descartan las opciones más probables a favor de las más extrañas. Pero es posible que esto obedezca a simples cuestiones de “marketing”: una foto de un saltamontes nunca se “venderá” tan bien como la de una “extraña criatura voladora sobre un aeropuerto”. Y tú, ¿sabes que es lo que se ve en la foto?
Fuente:
http://www.neoteo.com/el-monstruo-volador-de-argentina-14335.neo
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